Pioneros del Manga: Fanzines, revistas y otras hierbas

Metallica, Fade to Black. Extraño comienzo para un artículo que tratará de Manga y Anime, ¿verdad? Dicen que lo que más evoca un recuerdo es el olfato, y después, el oído. En mi caso, Metallica es la banda sonora de aquello que sentía cuando abría la Neko cada mes, o cuando releía aquel legendario número 2 de Minami (el fanzine, no la revista). Tenía un cassette con el Black Album grabado, y detrás, varios temas del Ride the Lightning, y esta mañana me ha saltado en el móvil la cancion Fade to black, y multitud de recuerdos han llenado mi cabeza: Estar sentado con mi hermano a la mesa mientras cada uno dibujaba una cosa, leer una revista de Manganime, e inmediatamente, con todos esos recuerdos atropellando mis pensamientos, he decidido ponerme a escribir este nuevo capítulo de la historia del Manga en este país. En esta ocasión, toca hablar de Revistas y Fanzines en los albores de la historia Otaku española.

En aquellos tiempos, multitud de fanzines inundaban las estanterías de las tiendas de tebeos. Sin internet, y con una pasión desmedida por el comic nipón, la información nos venía a través de nosotros mismos, los aficionados. No eran pocos los fanzines que comprábamos ávidos de reseñas y noticias. Algunos con mejor factura que otros, pero todos repletos de ilusión.

Fotocopias en blanco y negro conformaban la mayoría de ellos. Dragon Ball Magazine, Minami, FAM... Otros intentaban ir mas allá con portadas a color e interiores satinados: Otaku, Nippon, Yamatai… Algunos en formato cuartilla y otros en DIN-A4.

Minami fue un fanzine creado por Lázaro Muñoz con gran prestigio por aquel entonces y que compramos por casualidad. Blanco y negro, mogollón de páginas, pocas fotos y texto a toneladas (yo creo que aún me quedan cosas sin leer de los 3 o 4 números que tengo). Recuerdo en especial un artículo bien exhaustivo dedicado a Urotsukidoji que era una maravilla. Su orientación por otro lado escapaba del artículo puro y duro para centrase sobre todo en opiniones acerca de diferentes obras y, cosa que le hizo bien famoso, disertaciones sobre el mundillo otaku, que le granjearon no pocos enemigos y odiadores. Suya fue la creación de los términos «dragonbaboso» y «friki» y años después, estando ya establecido Lázaro Muñoz en su papel de polemizador, recuperó y potenció dicha faceta en la resurrección que Ares hizo del fanzine en la excesiva Minami 2000. Pero ya no era lo mismo.

Mangazone

Dragon Ball magazine, otro de mis clásicos, primero en formato A4 y mas tarde en A5, dedicado casi en exclusiva a Dragon Ball. Yo, que por aquel entonces profesaba idolatría por Toriyama, no pude evitar comprar varios, en los que nos contaban lo que se estaba publicando en Japón. Menudos Spoilers nos tragábamos sin quejarnos. También tenía una interesante sección para aprender japonés, gracias a la cual aprendí a escribir mi nombre en katakana. Una cosa que siempre me llamó la atención fue la encuadernación de los primeros números, con una tira de cinta aislante a modo de lomo.

Por supuesto, existieron muchos otros que no tuve el gusto de leer. Doki Doki era uno de los más prestigiosos. En estos casos, los fanzines se localizaban en zonas concretas del pais, y su llegada a otros territorios era escasa.

Nosotros lo intentamos en varias ocasiones pero jamás conseguimos terminar nuestro Nippon Shock ni nuestro Manga Fever, y eso que teníamos artículos para publicar al menos uno…

En cuanto a revistas semiprofesionales, la joya de la corona era la Neko. Al principio nació con vocación de monográfico (Tsuzu primero y Tsuzuki después) llegando a publicar tres números dedicados a los autores que por aquel entonces eran referencia: Akira Toriyama, Rumiko Takahashi y Masamune Shirow. Tras ello, comenzó una gloriosa andadura de mas de 60 números con mas altos que bajos. Desde el primer número encontró un diseño que le acompaño durante años, reconocible y llamativo, pero con mucho gusto, que fue evolucionando sin traicionarse ni una sola vez. Recuerdo que el primer número que compramos fue precisamente el 1, y no fallamos ni una sola entrega, La última etapa fue más discreta, ya que ante la falta de colaboradores, una irreductible Anabel Espada (si, si, la actual editora de Norma editorial) se dedicaba a escribirla casi en solitario y con seudónimos. Y ello le paso factura a los contenidos. Pero es ejemplo de compromiso y pasión por lo que hacía y hace.

Fanzines manga neko 3

Fanzines manga Otaku 1

Fanzines manga neko 1

Fanzines manga neko 4

Mangazone era la otra gran revista de los 90. Comenzó como un fanzine de pocas páginas para acabar convirtiéndose en una revista hecha y derecha. Recuerdo con cariño sus cursos de animación, sus fanfics y su maquetación llena de texto diminuto, pero repleto de información. Es la típica revista que era releída una y otra vez. Lástima que perdiese todos los números menos el 18… No hay manera de encontrarlos… Una de las mejores.

Kame era otra de las grandes, y némesis de Neko. Era como si estuviesen siempre a la gresca. Sus contenidos y portadas giraban generalmente alrededor de Dragon Ball, y eran de mucha menor calidad que los dos antes mencionadas, pero lo suplían con ganas y frikerio puro. Yo era más de Neko, pero aún conservo muchas Kames por ahí.

Fanzines manga kame

Fanzines manga 4

Fanzines manga 1

Fanzines manga kame 2

Norma por su parte, con Oscar Valiente a la cabeza (proveniente del fanzine Manganime) lo intentó durante mas de un año con su revista Otaku (no confundir con el fanzine del mismo nombre, uno de los primeros que compramos, y en el cual participaba un tal Jorge Riera…) y aunque, evidentemente, los textos tendían a cantar alabanzas a las ediciones de Norma, no era una mala alternativa. Aunque se quedaba corta de contenidos. Duró poco la aventura.

Después de esto, la oferta profesional la copó Ares Informática, con su amplia oferta de revistas con CD. Minami 2000, Dokan, Shirase… todo un catálogo del cual solo recuerdo con cariño la Shirase, coordinada por Miguel Michan, y el curso de coloreado con Photoshop que publiqué en Minami durante 7 números (sin cobrar eso si). La Dokan me pillo algo mayor y la Minami me echaba para atrás convertida en un altar decadente a la figura de su director.

Como curiosidad, éramos asiduos también de un programa de radio emitido en Radio Las Águilas, una cadena local de Madrid, llamado Otaku Players, donde se hablaba de Videojuegos, Manga y Anime. Sus locutores, Daniel, Jorge y Nacho, aguantaban nuestras llamadas semana si, semana también, haciéndonos los listillos. Incluso propusieron, medio en coña medio en serio, realizar una sección llamada Collejas a Jorge con nuestras correcciones acerca de las noticias que emitían. Recientemente he encontrado que hay varios programas preservados, alguno de ellos incluso con una llamada nuestra.

Fueron años bonitos, que no volverán. No en vano la oferta de revistas dedicadas al Manganime en la última década ha sido literalmente cero hasta hace un año, lugar que ha ocupado en exclusiva Otaku Bunka, que os recomiendo leer, aunque no logrará las cotas de pasión, cariño e inocencia que por aquel entonces hizo que el panorama fanzinero del país, experimentara un boom como nunca se había visto.