Idoru

Cuando leí Idoru (1996) allá por los años 90, una sensación de decepción se instaló en mi cerebro. Luz Virtual me había gustado mucho y no podía evitar comparar ambas novelas. Es mas, durante la lectura del libro recuerdo que me aburrí en muchos tramos y el tema me resulto poco atrayente.  ¿Me habré encontrado lo mismo 20 años después?

SPOILERS AHEAD!!

Y es curioso, porque esta novela y su predecesora, comparten prácticamente la misma estructura y ritmo, por lo que no entiendo la diferencia de criterio de aquel entonces.  Esta claro, que el momento en el que uno se enfrenta a una obra de ficción determina, y mucho, su alcance en nuestra mente.

Toda la historia gira en torno a una vieja gloria del Rock, Rez, el cual ha decidido casarse con una inteligencia artificial. Ese anuncio provoca varios  movimientos sociales que afectan a los dos protagonistas de la obra.

Colin Laney es un analista de datos, pero no uno cualquiera. Es capaz de encontrar lo que se ha dado en llamar «puntos nodales». Tras ser  incluido de niño en un programa de estudio con diversas drogas experimentales, es capaz de ver los datos generados por una persona como un todo, y descubrir si esa persona va a provocar cambios importantes a nivel personal o social.

Chia Pet Mcenzie es una joven que pertenece a un activo club de fans de Lo/Rez, y debe viajar a Japón a averiguar que hay de cierto en todas esas noticias de la boda entre Rez y una I.A.

No lo parece, pero esta inventando posibles futuros

A nivel de personajes, el libro esta ligeramente desequilibrado. Ante el interesante desarrollo de Laney, todo lo relacionado con Chia queda un poco por debajo.  Sin embargo, eso no quiere decir que la historia de Chia no tenga interés. Ya que a través de sus ojos, Gibson nos comienza a mostrar cosas que hoy damos por sentadas, pero que en aquel lejano 1996 eran todavía ininteligibles. Los Otakus, los hikikomoris, las comunidades virtuales… Todo esta ahí.

Leída hoy en día, de las numerosas ideas que Gibson desarrolla en el libro, me han resultado muy interesantes dos en concreto. Una de ellas,  tan valida hoy día cómo hace 20 años: La fama y su influencia en la sociedad. La otra, desconocida hace 20 años, pero hoy de total actualidad: Los datos que generamos y su explotación a manos de otros.

Los datos y la privacidad

Es una predicción tan increíble del presente realizada por Gibson en 1996, que casi da miedo lo real que se ha vuelto. Gibson es casi como el protagonista el libro, es capaz de atisbar algo en el presente, desconocido del todo, pero que llegará en un futuro no muy lejano. Esos puntos nodales que Laney es capaz de sentir, son casi como adivinar el futuro digital.  El sueño de cualquier empresa actual es tener un Colin Laney en sus filas. Por el camino, Gibson profetiza la falta de privacidad que dichos datos provocan y la manipulación a la que pueden ser sometidos.

Las Comunidades Virtuales

Usando la real Ciudad amurallada de Kowloon como modelo (os recomiendo leer un poco acerca del tema, fascinante), Gibson construye una red al margen de la red, como si de un caos controlado se tratase, Hackers y demás fauna, viven en una comunidad totalmente cerrada dentro del ciberespacio. Es un reflejo digital del mas real puente de Luz Virtual . El escritor sigue fascinado con las sociedades que se crean abruptamente y que nacen del caos.

La Ciudad amurallada de Idoru es una comunidad virtual con sus jerarquías y sus secretos. La representación, totalmente visual, es similar a esa ciudad llamada Kowloon, qua existió en China hasta finales del S.XX. Una perfecta metáfora de la autogestión y el caos controlado dentro de la red.

La Celebridad

El análisis de la fama que Gibson propone en el libro, es algo que ya en los 80 se vivía. Aquí va un poco mas allá, con empresas que controlan esa celebridad llevándola a su antojo. Analizandola hasta la nausea, destilándola, sintetizándola. Sin embargo, al igual que ocurre en nuestro mundo real, hay famosos que escapan a ese control o predictibilidad. Rez es un rockero que no cae del todo. Un misterio insondable para los que solo ven cifras de ventas.

I.A.

La Idoru que da nombre a a la novela se nos presenta casi como una deidad en si misma. Alguien que todo lo puede pero que esta atada en su mundo virtual. A lo largo de la novela veremos como su mayor anhelo, es trascender su propia virtualidad para convertirse en algo tangible y que puede habitar nuestro propia realidad.

Como siempre, William Gibson nos acerca a futuros posibles. A ideas y conceptos interesantes ya no solo hoy día, si no visionarios considerando la época en la que se escribieron. Así que si, puedo decir que Idoru me ha gustado mucho mas que la primera vez. Deseoso estoy ya de enfrentarme al cierre de esta trilogía del puente llamada Todas las fiestas de Mañana

2 comentarios en “Idoru”

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