Durante los comienzos de la edición de manga en nuestro país, la posibilidad de publicar la obras que llegaban del país del sol naciente en formato tomo (tankoubon) ni si quiera existía. Nadie se planteaba que a los aficionados pudiese interesarles interesarles pagar mas de 1000 pesetas de las de entonces para leer sus mangas favoritos (menos mal que eso fue cambiando con el tiempo) así que lo que nos llegaba a los «otakus» españoles era sobre todo material publicado en USA por la editorial VIZ comics.
Porque aparte de franquicias negociadas directamente con Japón (Dragon Ball y pocas mas) todo llegaba en pequeñas miniseries de a lo sumo 4 o 5 números, cuya lectura era, dado el formato de la edición, frustrante. No solo el ritmo de narración del manga no se ajusta a formatos tan pequeños, si no que el tener que esperar un mes para continuar una historia con 30 o 40 paginas nos sabia a poco.
Y sin embargo guardo un gran recuerdo de aquellas miniseries que nos permitían tomar pequeños bocados de cómic nipon, y que nos hicieron conocer muchas obras que releímos hasta la nausea.
De este modo mi hermano y yo conocimos mangas como Genocyber, dibujada por ese genio que es Tony Takezaki. Una serie cyberpunk llena de robots, sangre y vísceras, que tuvo un muy corto recorrido en nuestro país: tres números de 40 paginas y punto y final. Como decía, frustrante es la palabra mas suave que se me ocurre para definirlo. Curiosamente, Genocyber también quedaría colgada tras su primer tomo en Japón, así que la menos en este caso, se publico completa :D
Guyver era prima hermana de Genocyber (seguramente llego en el mismo paquete editorial negociado por Planeta con los americanos) pero con un toque mas Shonen, que llego a los seis números de 64 paginas, que comprendían los dos primeros tomos del manga.
Una de las que mejor recuerdo guardamos mi hermano y yo, es Lychantrope Leo, un manga de Kengo Kaji y Kenji Okamura, en la que se nos contaba una historia a lo Teen Wolf, pero con ese toque chungueras tan propio de los japoneses. Traumas paternos, profesoras jamonas, y sangre a borbotones en una obra con un dibujo que aun hoy me encanta, y que nos abrió los ojos a otro tipo de estética mas adulta dentro de la extensa producción japonesa.
Más habitual de este tipo de ediciones era ver las obras de Ryoichi Ikegami, autor bien arraigado en USA y cuyas obras Mai, Crying Freeman y Santuario llagaron gracias a VIZ a nuestro país.
Pero no solo de obras canceladas bebe el catalogo de VIZ en España, porque obras importantisimas que mas tarde serian reeditadas en otros formatos hay bastantes: Ranma 1/2, El puño de la Estrella del norte e incluso la por todos conocida Alita (GUNNM).
Aunque muchos recordemos sobre todo estas ediciones repudiando su formato, diseño y traducciones, nos permitieron conocer obras que de otro modo jamas habríamos visto publicadas, y supusieron el germen de lo que hoy vemos en nuestras librerías. Tras ello, Planeta se atrevió a publicar una suerte de Shonen Jump patrio que sirvió también de trampolín para conocer muchos autores y obras, pero esa es otra historia.
PD: si queréis conocer un poco mas de todo lo publicado en aquella oscura época, tirad de la genial web Listadomanga, todo un registro de la publicación de Manga en España.