Jugando con la polaridad que el magnetismo otorga, ya sea por el poder de atracción o el de repulsión, se pueden conseguir combinaciones interesantes destinadas al recreo y diversión del ser humano.
Se puede aprovechar este medio para elevarnos, movernos, bajarnos o mantenernos pegados. Al igual que se hace en desguaces de coches con grandes trozos de hierro y en los trenes de levitación magnética, los cuales presentan potentes imanes para mantener en suspensión los vagones y electroimanes que cambian de polaridad para provocar el movimiento. El magnetismo merece también un trato jovial y no solo Magneto en la gran pantalla. Los polos no sólo son los que se come mi sobrino con forma de tiburón, en el magnetismo representan los orígenes y sumideros de las líneas que parten de un lado a otro, y que originan la atracción o repulsión, o bien que no te hagan ni caso si no eres metálico o no tienes otro imán.
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