Sensible Soccer: Pequeños pero matones

¿«Fifa»?. ¿Pro Evolution Soccer? No tenéis ni idea. Cuando un servidor piensa en un juego de futbol perfecto, no imagina 3D ni gráficos casi reales. No ve a sus jugadores correr en perfectas representaciones informáticas de estadios de verdad.

Cuando pienso en jugar al futbol delante de una pantalla, solo hay una respuesta: Sensible Soccer.

La primera vez que vi aquellos diminutos sprites correr por la pantalla supe que me había enamorado. Daba igual que el balón no se pegara a los pies de los jugadores (frustrante al principio, espectacular cuando lo dominabas) o que los nombres de los jugadores no fueran los reales. Una vez cargabas el juego y aparecía ante ti ese enorme campo ya no podías parar de jugar.

El sistema de juego era muy arcade, pero la dificultad añadida de tener que pasar la pelota antes de perderla conseguían que disfrutases el juego a muchos niveles. Una vez que cogías el tranquillo a los controles (el disparo se efectuaba con un solo botón y dependiendo del tiempo de pulsación el disparo era mas fuerte o mas débil) y comenzabas a encadenar pases para hilvanar jugadas, las horas pasaban volando delante del ordenador. Lo mejor de todo es que con toda la limitación que ofrece un botón de disparo y cuatro direcciones, las posibilidades de control eran enormes y aun semanas después de comenzar con el juego, descubrías nuevas combinaciones que convertían cada partido en una nueva experiencia.

Como olvidar al arbitro con sus rigurosas tarjetas (solo aparecía cuando había una falta). Como no recordar aquellos remates de cabeza que acababan en el fondo de la red tras un corner. Todo era tan natural que hasta parecía que los jugadores de tu equipo controlados por la I.A. hacían lo que realmente necesitabas en ese momento.

Una de las partes mas divertidas era el poder editar los equipos con los nombres que quisieras. Cuantas horas habré perdido personalizando los nombres de mis jugadores para jugar una «Copa Maastricht».

Los grandes aciertos del juego eran el no tomarse en serio a si mismo y la alegría que transmitía, y aun así, con toda esa carga de humor, Sensible Soccer se rebelaba como un simulador de futbol completo y espectacular.

Aun hoy sigo llevando encima un emulador de Megadrive (una muy buena conversión) para echar partidillos de vez en cuando porque, no lo voy a negar, tras todos estos años aun no he encontrado un juego de fútbol que me cautive como lo hizo esta joya de Sensible software.

Lastima que después llamaran a filas a mis jugadores para ir a morir como carne de cañón en Cannon Fodder. Pero esa es otra historia.