Mis Clasicos de GBA: Metroid Fusion

De entre todos los clásicos de Game Boy Advance que he jugado, uno de los que mas desafíos me propuso convirtiéndose en uno de mis juegos de cabecera fue este Metroid Fusion, que Nintendo se saco de manga en 2002.

Y es que esta cuarta parte de la saga clásica de Nintendo es en realidad mi primer Metroid. El primero que jugué y, me avergüenza reconocerlo, el ultimo hasta el dia de hoy. Si, probe el Metroid Zero Mission en GBA, pero me decante por Fusion y lo deje aparcado indefinidamente, y también he intentado continuar mi partida de Prime en Wii muchas veces, pero no ha habido ninguno que me enganchara tanto como esta genialidad.

Metroid Fusion tiene una narrativa extremadamente cinematográfica, es muy libre, pero con caminos bien dirigidos, y aun con su linealidad estudiada, la sensación del libertad no se ve en ningún momento mermada. Y esos gráficos que a mi me siguen pareciendo una autentica maravilla, una obra de arte del pixel. Ese diseño de Samus ligeramente mas pequeñito que en otras entregas, que se mueve con velocidad endiablada por la pantalla me enamoró del juego a primera vista.

Y me case con el en cuanto fui entendiendo las mecánicas de las que hacia gala. Yo nunca había jugado antes  aun Metroid, y descubrir ese personaje limitado al principio, y mejorable  a lo largo de la aventura con infinidad de poderes que te permiten avanzar por zonas y pasajes antes inaccesibles me parece uno de las grandes exquisiteces jugables de la gran N. Ese deseo de alcanzar una puerta bloqueada o de llegar a una plataforma inalcanzable gracias a nuevas habilidades alargaba el juego y permitía profundizar ampliamente en sus limitaciones.

Y tras horas y horas de juego, es maravilloso echar la vista atrás y comparar a nuestra Samus, mejorada con decenas de nuevas habilidades, con el momento en que comenzaste el periplo contra el SA-X escondiéndote de el. Una aventura con mayúsculas en la que creces al mismo tiempo que tu alter ego pixelado. ¿Se puede pedir mas a un videojuego?