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Thimbleweed Mansion… perdon, Maniac Park

Ha sido como volver 25 años atrás, a ese día en el que ejecuté Maniac Mansion en el 286. Esos personajes cabezones, y ese espíritu y atmósfera que te meten de lleno en una nueva aventura. He probado muchísimas aventuras gráficas, y ninguna me ha vuelto a proporcionar las sensaciones de aquella primera vez. Al menos asi ha sido hasta Thimbleweed Park

Es difícil de explicar pero los que adoran las aventuras de Lucasarts me entenderán a la primera. Es maravilloso el modo de comenzar al estilo de Ron Gilbert. Te pone un personaje en pantalla, en un sitio desconocido, y las ganas de saber más, de recorrerlo todo se adueña de ti. Te pone, literalmente, al comienzo de la aventura. Ya sea en el acantilado de la Isla Melee, en la puerta de la mansión del Dr. Fred, o en este lago de Thimbleweed Park. Te invita a pasar, y cuando pasas, ya no hay vuelta atrás.

Primeros minutos…

Conozco a los agentes Ray y Reyes, gemelos pixelados de Mulder y Scully, con sus trajes, poses y diferencias. Él, novato y entusiasta, ella, cínica y cansada. Todo ambientado con una música deudora a mas no poder de Twin Peaks, un auténtico chute noventero. Los primeros encuentros con personajes son totalmente surrealistas y te arrancan una sonrisa, esa que no usabas desde que terminaste el Day of the Tentacle. Las hermanas Paloma, que te explican claramente la filosofía de Gilbert a la hora de diseñar una aventura gráfica, conoces a ese Sheriff y a su gemelo Forense con sus molestos diminutivos. Todo está ahí, como si no hubiese pasado el tiempo. Es la primera aventura en 25 años con la que tengo ganas de probar todos los diálogos posibles, hasta los ruiditos al beber de la fuente de la comisaria… Voy a continuar…

2 horas más tarde….

Me ha costado finalizar el primer acto de la aventura. Y por una única razón, estaba tan ensimismado en la experiencia, en el meta juego, que no mi cerebro oxidado de aventurero MS-DOS no había despertado del todo, hasta que por fin algo ha hecho clic y he empezado a encadenar acción tras otra. Y ahora me enfrento a eso tan maravilloso que me ocurrió con Monkey Island. La limitación del primer acto, ese pequeño aperitivo, ha dado paso a un mapa más grande y a miles de cosas que hacer. No puedo esperar a recorrerlo todo.

Casi 5 horas de juego ya….

Llevo así 4 días, sin poder avanzar nada de nada. Estoy jugándolo en modo difícil y quizás debería haber cogido el modo para nenazas, ya no soy aquel aventurero de los 90… Recorro los escenarios 30 veces con cada uno de los 5 personajes jugables que hay. Intento miles de combinaciones, pero no hay manera. Ron, Ron… me la estás jugando. Algo se me está pasando por alto… Al menos la propuesta jugable invita a no abandonar. Cada personaje es un tesoro, Delores, claro alter ego de Gilbert, o Ransome, el payaso de los insultos pertenecen ya al panteón de personajes clásicos, al lado de Guybrush o el Tentaculo Purpura.

¿Donde esta mi libro de pistas?

Sigo sin cambiar el chip. No me adapto a jugar una aventura gráfica con 5 personajes. Reconozco que siempre fui mas de Monkey Island que de Maniac Mansion, y las sensaciones son las mismas, Maniac Mansion me frustraba muchas veces, y esta vez no es una excepción. Llevo casi desde el principio con Reyes sin poder usar la motosierra, y no había caído en que Delores tiene un bidón de gasolina. Y teniendo la llave del hotel, ni se me había pasado por la cabeza ir a la habitación de la víctima… Estoy oxidado… Tras recorrer un poco con el ratón el circo, la historia de Ransome ya me permite salir a las calles del pueblo. Debo centrarme o nunca desentrañare el misterio que esconde este lugar… ¿Lo conseguiré algún día…?

2 comentarios en “Thimbleweed Mansion… perdon, Maniac Park”

  1. Hola! Si, lo sé, pero eso me sigue pareciendo hacer trampas, llámame antiguo, aunque no difiere mucho de llamar a un colega para preguntarle, como hacíamos el siglo pasado :)
    Gracias por visitarnos y comentar!

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